¡ María Luisa, Ecónoma inspira mi camino como Tesorera!



“Todo lo que está oculto, todo aquello que se ve, lo he aprendido; el artífice de todas las cosas la Sabiduría, es quien me ha instruido” (Sab. 7,21)

TRABAJO EN LA OFICINA

En la cita se comprende que María Luisa en su servicio como Ecónoma fue instruida por la Sabiduría. La historia ha demostrado la calidad de su servicio en el ámbito de las comunidades como en el de las Obras, y todo ello sin estudios en contabilidad y administración.  Desarrolló una administración enraizada en el voto de pobreza (Rv.22) buscando básicamente cubrir las necesidades más vitales de cada Hija de la Sabiduría, como también buscando el bienestar de los pobres. 
La sabiduría, la intuición, el cuidado, la prudencia y el sentido de justicia que María Luisa de Jesús, aplicó a su gestión, hicieron que su administración fuera eficaz y que hoy se constata.  Su visión de futuro favoreció el crecimiento y expansión de la Congregación, no sólo en el aspecto numérico sino también en el financiero. Expresó los valores del Reino en la gestión de los bienes materiales. Su sentido de justicia inspiró la lucha que destruye la solidaridad. (Rv.23) La gestión y la administración de los bienes de la Congregación, se han fundamentado en las enseñanzas de María Luisa y en la vivencia del espíritu de la regla primitiva; leídos hoy son tan actuales que siguen inspirando nuestro estilo de vida: 

“Las Hijas de la Sabiduría no poseen nada en propiedad, todo será en común…” (RP 24)
“Como pobres que somos, vistan sencillamente y con modestia…” (RP 26)
“Supriman cosas inútiles y superfluas de sus cuartos…” (RP. 27)
“No hagan gastos inútiles…  y si al finalizar el año les sobra no dispongan de ello, 
sin permiso   expreso” (RP. 30)
“En sus obras lleven un estilo pobre y sencillo…” (RP 31)
“Cuando necesitan para salud o sustento, antes de pedirlo mediten u oren (discernimiento) para ver si se trata de   una necesidad real…” (RP 45)

Las obras han recibido el influjo místico de María Luisa como Ecónoma, que cambió el modo de relacionarse con los pobres y con los bienes materiales.
María Luisa intuía que la eficacia del servicio a los pobres dependía del orden, de la disciplina y del buen funcionamiento. Solía decir incansablemente “cuiden bien a los pobres”, “esfuércense por ser dulces y amables con los pobres a quienes cuidan…” “Tengan bondad y benignidad para con los pobres, desde la mañana hasta la noche” “Tengan ternura verdaderamente cristiana para con los pobres, que nos convierte en personas atentas a sus necesidades” “Trata a los enfermos con mucha caridad y compasión a cada uno según sus necesidades…” “Si fuera tela me daría a los pobres” actitudes que marcaron un camino para cada Hija de la Sabiduría.  Comprendió que la administración financiera, es tan esencial para la vida y la misión de la Congregación, por ello impregno a su labor mucho cuidado y esmero.

María Luisa, consciente del cargo que ha asumido “Ecónoma y Superiora del Hospital” y la responsabilidad que conlleva; comprende que “ser Ecónoma y Superiora del Hospital” no es para ostentar poder sino servicio; y lo expresa cuando firma debajo de su nombre ser “SERVIDORA DE LOS POBRES” 
Estas actitudes de María Luisa, vividas en espíritu sapiencial como Ecónoma, han influenciado en la misión que se me ha confiado como Tesorera en la Provincia, hoy Delegación María Luisa. A continuación, mi experiencia:
  • Mi relación con los bienes
Diez (10) años sirviendo y misionando en el Economato, me ha dado muchísimas satisfacciones; sin duda María Luisa como Ecónoma ha inspirado esta misión dándome impulso, seguridad, prudencia y sentido de justicia en el manejo de los bienes. En el recorrido he experimentado progresivamente que los bienes son regalos de la Sabiduría creadora, para el desarrollo de la misión; por lo tanto, son bienes puestos a mi disposición a fin de facilitar que la ternura de Dios pase por ellos y llegue a los pobres a través de compromisos concretos. Esta comprensión ha transformado poco a poco mi relación con los bienes: nueva mirada sobre ellos, el cuidado y el mantenimiento, no sentirme “propietaria” de ellos sino administradora, saber compartir antes que acumular, pues se nos han dado para ser entregados a los que necesitan. La presencia de bienes en demasía (cosas) en las comunidades, ha cuestionado mi estilo de vida personal y comunitaria; me he preguntado sobre el consumismo, sobre mis necesidades reales. La medida que me ha ayudado a frenar mis deseos, ha sido preguntarme constantemente ¿el pobre puede comprar esto? 

  • Los pobres me han evangelizado
Otra experiencia que ha ido tomando cuerpo en mí, es la relación con los pobres, quizá se pregunten ¿Cómo? Es verdad que no trabajé en relación directa con los pobres, pero…me he sentido muy cerca de ellos/as a través de la misión de las comunidades  y de las hermanas que han estado allí donde “las papas queman” por ellas y por su compartir me he sensibilizado, me he compadecido intentando ponerme en su lugar, he sufrido por la impotencia de no poder ayudarlos como se debía, sin embargo a través de mi servicio ágil y  preciso me he constituido en la “facilitadora”  de los bienes del Señor hacia aquellos que más necesitan.
  • Contra todo pronóstico la “providencia” de la Sabiduría no ha fallado 

Durante estos años me he maravillado como la providencia de la Sabiduría ha fluido de manera permanente; cuando contemplo las muchas ayudas otorgadas en favor de los pobres para alimentación, educación, formación de tantos jóvenes, el logro de algunos objetivos en los diversos proyectos de la Provincia, hoy Delegación. ¡Cómo no dar gracias al Señor por todo el bien que ha hecho a favor de los pobres! la solidaridad de mucha gente sencilla, pero de espíritu solidario ha sido la manifestación más grande del Amor de la Sabiduría para con los/las pobres.  El dar sin mezquinar ha sido el espíritu transversal que ha animado la misión que se me ha confiado como Ecónoma, favoreciendo que “las caricias” de Dios hacia los pobres se concreticen y que la misión de la Congregación tenga su razón de ser.
  • Gestión cotidiana iluminada por la Sabiduría 

Desde cuatro paredes, navegando entre papeles, interactuando con Instituciones civiles, judiciales, eclesiásticas y personas de buena voluntad, me he sentido en misión, juntamente con la Asistenta del Economato Sra. Ruth Torres, ella comprendió en lo que se había embarcado, “la misión de la Congregación”, lo que inspiró su trabajo. Cada gestión administrativa lograda, cada ingreso de fondos para los proyectos y para la Delegación, eran motivos de alegría profunda.
 
Las largas esperas en las oficinas civiles, financieras y eclesiásticas, fueron espacios privilegiados de oración y de crecimiento en la paciencia.  La escucha atenta de aquellos que iniciaban una conversación informal, que a veces se traducía en un desahogo o búsqueda de consejos. Los hechos de vida escuchados me evangelizaban y cuestionaban, al mismo tiempo me sentía evangelizadora “hablando de Dios a tiempo y destiempo…” He desarrollado una mirada contemplativa de los acontecimientos en las calles, me gusta contemplar la expresión del rostro de las personas, descubriendo entusiasmo, tristeza, preocupación…etc. desde donde emergía mi oración.

La atención a las hermanas ¡qué espacio maravilloso! en el que se compartía la vida y el sufrimiento de sus familiares, así como las experiencias de los proyectos en temas económicos; todo ello me impulsaba a buscar contactos para obtener donaciones.
            
¡El trabajo de las cuentas y de los presupuestos ufff!! ¡fatigoso sí! Pero…  ¡deja satisfacciones profundas! a través de los números he podido contemplar la vida de las hermanas y de las comunidades, así como de las obras y proyectos. He experimentado que “la mano de la Sabiduría” no se ha acortado, al contrario, su providencia ha sobreabundado y se ha desplegado con versatilidad.                         






Hna. María Asunción de Jesús
Tesorera de la Delegación
(Argentina-Ecuador-Perú)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Quiénes Somos?

La cabaña. “Relación de amor”

Las Hijas de la Sabiduría