Vivir la alegría en la gratitud, brindando mi servicio al enfermo


En esta experiencia de servicio al enfermo, voy encontrando esta alegría que brota cuando uno ha hecho algo por el otro, sin esperar nada a cambio es ahí donde te llena el corazón y te llena de plenitud. Sobre todo en el complejo mundo de la Salud que exige cada vez más una presencia pastoral que pueda dar al enfermo, esta escucha activa y con una mirada de misericordia, como lo hicieron Montfort y María Luisa respondiendo a su tiempo, y muchas de nuestras hermanas a lo largo de la historia de la Congregación, hoy me toca continuar esta historia que se va tejiendo en cada acontecimiento de la vida y me toca buscar estas alternativas mirando mi realidad y la del mundo.

El rostro de una Vida Consagrada en el servicio de la salud, como una Hija de la Sabiduría, tiene que marcar el sentido de este servicio. Para las personas que acuden al Dispensario médico Espíritu Santo, donde realizo mi servicio como Obstetra en las consultas externas.

Este encuentro me llena de alegría y gratitud al ver que cada actitud positiva como lo tuvo Jesús Sabiduría, me lleva a este encuentro con él a través de mis hermanos en esa presencia sufriente y muchas veces desanimado por la realidad que viven en su entorno familiar. Dios es misericordioso y lleno de ternura, este amor de Dios me permite comprenderme a mí misma y a los demás. 

Al contemplar la vida y misión de Jesús, descubro que el anuncio del Reino de Dios se acompaña con actitudes, gestos y palabras, que Él se conmueve profundamente frente al dolor y el sufrimiento.

Ninguna persona busca el sufrimiento y sobre todo en la enfermedad, en la escucha a las pacientes voy entendiendo que la sanación está más allá de una receta médica. Está en este trato de cordialidad y confianza que se le va brindando. 


Me llama Jesús Sabiduría a vivir la felicidad en hacer felices a los demás a pesar del sufrimiento. Dar un consuelo al enfermo le devuelve la esperanza y da un toque especial al corazón, esta experiencia de misericordia me llena de alegría y gratitud a Dios, y también a mis hermanos y hermanas que hacen posible que pueda vivir esta experiencia fundante en mi vida y que vaya ENSANCHANDO EL ESPACIO DE MI TIENDA. 

Confío mi vida a la Virgen María, ella me siga guiando en este caminar a su hijo Jesús Sabiduría.

Hna. María Cristina Tucto Vilcañaupa
Ecuador 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Quiénes Somos?

La cabaña. “Relación de amor”

Las Hijas de la Sabiduría