LA RIQUEZA DE LAS DIFERENCIAS

 


Viví un año de muchas riquezas a nivel de vida comunitaria, Inter congregacional y en la congregación.

Es una acción de gracias a Dios por cada una de las experiencias vividas, experiencia de crecimiento y de Sabiduría, que cada hermano y hermana me brindaron.

Mi primera practica fue en Mission Langue, hermanos y hermanas de otras congregaciones y laicos, que esperan llegar a una misión, brindarse a otros. En otras ocasiones para continuar una formación religiosa temporal o permanente, pero ahí todos con un mismo desafío; “hablar bien la lengua francesa”.

Este aprendizaje lo hice con cuatro hermanas, Mary, Gladys de Malawi; Sushmita y Pratheeba de la India, con otros religiosos algunos un mes otro dos y otros los tres meses.   

Teníamos mucho trabajo y estudio durante la semana, pero el fin de semana a veces lo tomábamos para descansar o sortir se promener dans la ville.

Lo que valoro de este tiempo, es el ánimo que nos dábamos unos a otros, éramos como una familia, en la mesa encourage-nous à parler, la oración juntos, la misa, en la casa de formación y cuando íbamos los domingos a alguna parroquia de la ciudad.  

Los profesores también, igual que el director; se preocupaban por cada uno en especial y esperaban tener noticias cuando salíamos de la casa. Ellos mismo valoraban cada una de las culturas que llegaba a la casa de formación. Uno de ellos decía que conoció el mundo gracias a sus estudiantes.

          Con mis hermanas también fue una gran vivencia, fue una gracia y alegría haber vivido esos meses con ellas y no sola. Si bien al comienzo no nos comunicábamos mucho con las palabras, lo hacíamos con gestos y el corazón, pero al final fue una alegría poder hablarnos. Creo que eso nos impulsaba a aprender rápido el francés.


Muchas de ustedes hermanas han vivido la experiencia del Año Sabiduría, y saben que es un año de gracias. Primero el vivir en la casa madre, lugar donde nuestra Madre decidió poner el cimiento de nuestra congregación, cerca de la tumba del Santo fundador.

Saborear nuestra espiritualidad desde donde todo fue iniciando, vivir con nuestras hermanas ricas en Sabiduría, las más ancianas, sus testimonios de vida, sus ánimos para con nosotras, sus oraciones por nosotras, me llevaba a mirarlas y descubrir como vibran y siguen dando vida a la Congregación. Me decía a mí misma “ojalá algún día llegue ahí”.  

        Éramos 12 en la comunidad, las responsables; Sr Inmaculate de Malawi, superiora de la comunidad y Sr Berthe de Madagascar.

            Las que realizábamos el Anne Sagesse, Sr Gladys Machokola y Sr Mary Kazembe de Malawi; Sr Sushmita Toppo y Sr Theresa Pratheeba Thobias de la India; Sr Feline Hantenaima y Sr Marthe Marovavy de Madagascar; Sr Yverose Tilusa y Sr Guettie Guandia Dalcé de Haiti; Sr Julienne Bonyole Lilenda de R. D. del Congo; mi persona de Argentina. Éramos la universalidad de la Sabiduría.

Estuvimos invitadas a mostrar la universalidad de la Sabiduría, revelar que es posible vivir diferencias, desde un mundo donde muchas veces muestra el egoísmo, el abuso, nosotros vivíamos nuestra vida comunitaria en la fraternidad y en “hacer todas las cosas con amor” que era nuestro lema y tema del año.

Fue un año especial para nosotras también, primero por los 300 años de la llegada de María Luisa a Saint Laurent, por esa razón nuestro lema fue “Fait toute les choses avec amour” y segundo la pandemia.

Todo esto me llevó a vivir este año al estilo de María Luisa, en la simplicidad, mucha vida comunitaria y confianza en la providencia a cada paso, en lo que vendrá. Fue todo un aprendizaje de su mano.  

Para finalizar doy Gracias a Dios, a María y a mis hermanas, por permitirme vivir esta experiencia. 

 


 

Hna. Cynthia Lorena Serbín

Comunidad de Banfield

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