Situación en Perú. Testimonio de nuestras hermanas


Situación de emergencia en Perú

Durante  el domingo 12 de Marzo se dieron lluvias inusuales para nuestra ciudad, habituada a tener un clima desértico; por eso nuestras casas son de techo plano y no tienen canaletas ni desfogues de agua como en las zonas donde se dan abundantes lluvias. Además, nuestro crecimiento urbano se sitúa en zonas declaradas intangibles o de alto riesgo, pues las poblaciones marginales están casi siempre cerca de quebradas y  cerca de los ríos. 

La población que no cuenta con recursos económicos necesarios para acceder a una vivienda formal se ha visto obligada a vivir en zonas de riesgo. En muchas ocasiones, las zonas de riesgo se legalizaron por conveniencias electorales de las autoridades. Es así como la situación en las ciudades de la Costa peruana se ha salido fuera de control. 



Los desbordes de los ríos inundaron nuestras ciudades como en Piura, Huarmey, Lambayeque, Lima entre otras. Estamos viviendo lo que se dice los efectos del cambio climático por el calentamiento global. En la noche del 14 de Marzo, se sintió un movimiento inusual del Río Rimac, cerca de nuestra comunidad educativa en Ñaña. Esto nos motivó a reforzar la seguridad de nuestra entrada. Llovía abundantemente. A eso de las 9 pm, nos avisan que los huaycos venían de las quebradas contiguas.

Tuve sensación de inseguridad y temor. Entonces opté por protegernos. Las sirenas nos alertaban de tomar precauciones, hubo apagón general. Sin luz, presentía lo peor y nos encomendamos a Dios. Esa noche el río se salió de su cauce y las casitas precarias cercanas fueron arrasadas. La población conformada por 156 familias se quedaron sin nada; vieron pasar sus pertenencias, animales, etc llevadas por las aguas y escaparon con lo que pudieron a zonas más altas. Esa noche comenzó nuestra pesadilla pues nuevos huaycos, es decir barro y piedras, bajaban constantemente llevándose todo lo que había a su paso. 


El puente que une la zona de la Carretera Central con nuestra zona, está a punto de colapsar (sólo pasan peatones y pequeños carros con carga para los damnificados.
La zona quedó sin luz, sin teléfono y sin internet. Durante días nos hemos sentido incomunicadas, en medio de los llantos y el dolor de nuestros hermanos damnificados.

Esto iba ocurriendo simultáneamente en muchas ciudades cercanas: Carapongo, Chosica, Chaclacayo y otras. Especialmente fuerte está tocando al norte del país: Trujillo, Chiclayo, Piura, Tumbes, ect. Lo que nunca habíamos visto ocurrió para nosotros en estos días. La gente buscaba alimentos que subían de precio, el agua escaseaba. 

Visité las zonas cercanas siniestradas donde viven familias de nuestras alumnas y trabajadores del colegio. He constatado el desastre causado y las pérdidas que ha dejado esta inclemencia del clima. He escuchado a las personas, he visto sus necesidades, les ofrecía agua, acogida; he coordinado con las autoridades locales. Y el milagro de la solidaridad no se hizo esperar.  Personas que no sufrieron pérdidas, ayudaban con lo poco que tenían llevándoles comida para sus ollas comunes, les ayudaban a sacar del agua lo que se podía. Numerosos voluntarios que inmediatamente bajo el lema “somos una sola fuerza” nos pusimos de pie: alumnas, ex alumnas, docentes y padres de familia nos movilizamos y nos encontramos todos en los diferentes lugares siniestrados. 

Con la fe puesta en Nuestro Señor que nos impulsa a ver esto con ojos de fe, es decir ¿Qué me quiere decir el Señor en estos acontecimientos? Estamos en tiempos de conversión  y cambio de actitud. Los gestos de nuestros hermanos unidos frente al dolor, sensibles y solidarios me han evangelizado y me han interpelado. La Sabiduría me invita a abrir nuestra tienda a todos sin distinción, confiando sin desmayar, pidiéndole a Ella que nos asista. Me invita a ver en esto un castigo de Dios, como dicen muchas personas, sino a considerar el llamado a cambiar nuestras viejas actitudes de egoísmo que empuja a muchos a vivir en la informalidad y miseria por la corrupción del pecado de nuestra sociedad injusta. Es decir me empuja a querer comprometerme con mis hermanos a buscar un mundo donde no haya más injusticias ni dolor inocente. En este tiempo de Cuaresma, es oportuno recordar el Cántico 149 del P. de Montfort: “Oh Hijas de la Sabiduría los pobres sean los predilectos de su corazón”.

Pedimos  a Dios las gracias necesarias para vivir esta situación como Él quiere; y a nuestra Madre su fortaleza para no decaer y ser profeta en medio de los pueblos crucificados.

Hnas. de Ñaña-Perú (Hna. Juana María de Montfort y Hna. Ilba Londoño)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Quiénes Somos?

La cabaña. “Relación de amor”

Las Hijas de la Sabiduría