Experiencia de misión
“Dios se hace presente en las personas y en su forma de
amarlo” es una frase que casi siempre he escuchado, probablemente también es
algo que en repetidas ocasiones lo menciono. Sin embargo algunas veces olvido
lo que realmente significa y siento esas palabras vacías.
Quizás amarlo no es tan fácil como algunos piensan y es
que ello conlleva arriesgar nuestra forma de pensar, nuestras actividades rutinarias
e incluso a ir en contra de lo que creemos mejor para nosotros mismos. Cuando
Dios quiere algo de nosotros, sin duda que nos insistirá hasta el punto de que nos
demos cuenta que lo que él nos pide es mucho mejor de lo que nosotros queremos
en nuestra vida. Las veces que voy de misión a evangelizar, ayudar a personas
desvalidas o apoyar a las parroquias rurales que visito; logro observar el verdadero
significado del amor divino.
Me doy cuenta que todos somos buenos y merecedores de su
Reino, pues tenemos bondad en nuestro corazón, lamentablemente nuestras malas
decisiones no nos permiten serlo completamente. Es así como cada misión tiene
algo distinto, y es que según la realidad de cada lugar esa distinción
caracteriza a las personas de una manera especial; algunos aceptan con amor a
Dios, otros lo evitan, algunos se burlan de él, a otros ni siquiera les
interesa, en fin seguramente es parte de la misión evangelizadora a la que Dios
nos llama siempre y es entonces cuando soy consciente que se hace presente en
los demás pues así como el nos perdona día tras día de todo lo malo que hacemos
espera con una enorme paciencia a que estemos dispuestos a cambiar nuestras
malas actitudes y hábitos, esperando que esa conversión sincera nos haga crecer
seguramente a costa de lo que el mundo equívocamente cree que es lo mejor.
Nadie es perfecto solemos decir, Dios lo sabe y así nos ama, es así como espera
que lo sigamos ¿qué misioner@ nació santo?, pues ninguno.
Mi experiencia de misión me asegura, que acudir al
encuentro de los demás no siempre es sencillo pero sin duda vale la pena,
además si Dios me salvó ¿qué impediría que aquellos que lo busquen sin saberlo
o los que como yo lo odiaran y luego terminen amándolo?. Por mi parte estoy
seguro, que iré a donde él me envíe, amaré a los hermanos que me quieren y a
los que me odian; es así como Dios me enseñó su amor y es así como lo encuentro
en el mundo.
Diego Ochoa
Coordinador del grupo
Jóvenes Misioneros de la
Sabiduría
Ecuador
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