Hija de la Sabiduría educadora en Argentina
“Viva, viva por siempre el santo amor, que me inflama y conmueve el
corazón.
Por ese amor amamos tiernamente, como a sí mismo a todos los hermanos, sólo
por el amor del mismo Dios, que pide y manda por su amor amarnos, sin nunca
los defectos prejuzgar, ni ante las fallas dejarse horrorizar.” Ct.14
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Estoy haciendo mi trabajo pastoral en el Centro Educativo Nº 5 del Municipio de Lanús Este, provincia de Buenos Aires.
Trabajo actualmente como preceptora. Es un centro complementario articulado
con las escuelas primarias número 58 y 23.
Los niños ingresan a las 7:15 hs desayunan y se los lleva en el micro a sus
respectivas escuelas.
En el mismo centro se encuentra también el jardín de infantes “Tupay si”;
una sala integrada de 4 y 5 años
Este centro está ubicado cerca de
dos fábricas, una de curtiembre y otra de sanitarios.
Sus habitantes viven en villas de emergencias, fábricas abandonadas. Las
casas son precarias, ya que los lugares no fueron habilitados para viviendas,
sino que fueron usurpados por los habitantes.
Muchos de los niños por lo general viven la violencia, y distintos abusos.
Por lo general la mayoría son extranjeros; Peruanos, Paraguayos y
Bolivianos.
Mi trabajo es bien variado, desde tomar un trapo de
piso para limpiar, sacar la basura, servir el desayuno o el almuerzo, recibir a
las caritas de dormidos a la 7 de la mañana, con una sonrisa, para acompañarlos
al micro, tomando la asistencia.
Un día puedo ser maestra jardinera,
otro día puedo ser maestra de primera sección (niños de 6 a 8 años) y otro días
de segunda sección (de 9 a 12 años), terapeuta o consoladora, cuando por la
violencias que viven en sus casas, están agresivos, enojados, con llantos y me
los envían a la preceptoría para que los tranquilice, hasta que los envío
nuevamente a la sala. En este último tiempo eran ellos quienes venían solos.
Pienso que el docente tiene que ser una presencia que va más allá de dar
clase en un salón, los niños necesitan contención, que se los ayude a defender
sus derechos, que los reconozcan, más aún en lugares de emergencia, para que el día de
mañana puedan ser artífices de su propio destino, decidiendo qué es lo que
quieren para sus vidas y no que el ambiente, las personas e incluso los
docentes decidan por ellos.
Le pido a María Luisa que me siga enseñando a vivir su dulzura y paciencia,
para ganar más como lo hacía ella.
Hna. Cynthia Lorena Serbín hdls
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